El coronavirus ha desatado una crisis sin par en la historia reciente de la humanidad. Es una crisis nacional, ya que muchos países deben hacer frente de forma particular al COVID-19, pero también estamos ante una crisis global. Es realmente una pandemia.
En general se asume que en momento de crisis se debe restringir la circulación de información y la libre expresión. No lo hacen solamente los gobiernos autoritarios. Muchas democracias también apuntan medidas restrictivas como respuesta a lo desconocido. Esto es un grave error. La respuesta de gobiernos, en cualquier lugar del mundo hoy, debería ser una apertura lo más amplia posible.
En tiempos de coronavirus, una sociedad informada tendrá mejores herramientas para hacer frente a lo que le toque vivir, en medio de situaciones inéditas y sin perspectivas de solución en el corto plazo.
No es fácil. Pero sin duda en un marco amplio de debate, con circulación de información y libertad de expresión, tendremos a una sociedad mejor preparada.
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