Los dos primeros apagones nacionales los viví a lo lejos. Estaba de visita en España y con la angustia del caso traté vanamente de comunicarme con familiares y amigos. Observé, en esos dos casos, reportes de Netblocks y veía con alarma que junto con la caída eléctrica, caían también el Internet y la telefonía en Venezuela.
Para que no me quedaran dudas sobre la calamidad padecida, 24 horas después de mi arribo a suelo venezolano he estado 4 días consecutivos sin el servicio eléctrico. Y ya sabemos lo que eso significa: sin luz, sin agua, sin Internet, sin telefonía. Y lo más grave, han sido 4 días sin información.
El régimen de Nicolás Maduro, en medio de los apagones, ha estado más enfocado en adjudicarle a otros las responsabilidades que en tratar de brindar ayuda a los venezolanos. Han brillado por su ausencia operativos de contingencia para llevarle agua potable a los sectores afectados, tampoco en medio de la oscuridad se han implementado operativos de seguridad.Los uniformados sólo aparecen en las calles para reprimir alguna protesta ciudadana.
La más grave y diría que imperdonable omisión oficial es en materia de información. Nadie del gobierno brinda información en medio de los apagones: número de estados afectados, precisión sobre planes de contingencia, pronóstico certero de cuándo estará solventada la falla.
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