El senador Alejandro Guillier, aspirante a candidato presidencial de la Nueva Mayoría, parece haber dado un giro en su estrategia electoral. Después de haber repetido que pretendía ser el candidato de la continuidad de las reformas de la Presidenta Bachelet y un líder de transición entre la vieja y la nueva generación, está adoptando una postura más crítica hacia el Gobierno. Aunque siempre es tentador pegarle a un Gobierno impopular, Guillier difícilmente podrá competir con los otros candidatos de oposición ya instalados. Peor aún, al criticar a Bachelet, arriesga ahuyentar simpatizantes de izquierda sin sumar muchos nuevos adherentes.
Desde sus inicios, la carrera política de Guillier ha estado ligada a la de Michelle Bachelet. Su primera irrupción politica pública se produjo en 2006, cuando apareció junto a ella criticando la actuación de Carabineros en las protestas estudiantiles de ese año. El periodista fue electo al Senado en 2013, aprovechando la ola de popularidad que llevó a Bachelet a su victoria. En sus tres años en la Cámara Alta ha votado a favor de todas las reformas y, al menos públicamente, no ha mostrado discrepancias con las prioridades del Gobierno ni con el contenido de las reformas.
En sus declaraciones públicas, Guillier incluso llegó a identificarse como continuador del legado de Bachelet. En el discurso de proclamación de su candidatura a comienzos de enero, se definió como aliado de la Presidenta, diciendo que “convocó al país a que juntos inauguráramos un nuevo ciclo político, social y económico”. Definiendo su domicilio ideológico en la izquierda y fustigando duramente al ex Presidente Piñera y a su legado, Guillier defendió la hoja de ruta de las reformas que ha impulsado el Gobierno actual.
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