TLC entre Uruguay y Chile, un paso hacia la convergencia

Con la firma de un tratado de libre comercio entre Chile y Uruguay se comienzan a abrir las puertas de una posible futura convergencia entre Mercosur y la Alianza del Pacífico. ¿Llevará este acuerdo a la integración comercial de Mercosur al resto de América Latina?

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El pasado 4 de octubre en Montevideo, Chile y Uruguay firmaron un tratado de libre comercio (TLC). Para muchos, este acuerdo no es más que una nueva señal de las tantas que el Gobierno del Presidente Tabaré Vázquez ha dado para cambiar el rumbo de la política comercial ante la crisis que vive Mercosur. Lo cierto es que puede significar algo más que eso y puede transformarse en un paso relevante hacia la convergencia entre bloques como Mercosur y la Alianza del Pacífico.

Desde la perspectiva uruguaya, Chile no es un mercado de gran relevancia. En 2015 Uruguay le exportó a Chile $199 millones, lo que ronda el 2 por ciento del total exportado por Uruguay el año pasado. Esto muestra una señal de prudencia para un país como Uruguay, que hace 25 años mantiene una política comercial con pocas variaciones, por lo que hacer un giro hacia la apertura comercial no le será tan fácil. Aunque también es cierto que el país ya hizo algo similar en 2003, cuando firmó un acuerdo de libre comercio con México. Aquel acuerdo, firmado por los Presidentes Vicente Fox y Jorge Batlle, fue una señal clave para el país. Uruguay mostró—más allá de las críticas que recibió el gobierno de la época—que era posible pedirle flexibilidad al Mercosur cuando uno de sus miembros tenía una estrategia diferente a la de los demás socios.

Desde la perspectiva chilena, se observa que, si bien Uruguay no sería de los socios comerciales más importantes (las exportaciones de Chile a Uruguay fueron de $148 millones en 2015), sí se trata de un mercado con oportunidades. Por ejemplo, en lo que va del 2016, crecieron los envíos de productos farmacéuticos, envases y lana. Por su parte, los envíos de servicios de computación e informática crecieron en 105 por ciento. En total hay 199 pequeñas y medianas empresas chilenas exportando a Uruguay por un monto cercano a los $3,4 millones.

Es relevante destacar que el acuerdo firmado por ambos países es más bien la profundización de aspectos ya negociados en el marco del acuerdo suscrito entre Chile y el Mercosur (Acuerdo de Complementación Económica No35). Aquí vale una distinción: la característica básica de un acuerdo de complementación económica es abrir recíprocamente los mercados de mercancías de los países que lo suscriben, sin embargo, un acuerdo de libre comercio como el que concreta Uruguay con Chile busca crear la libre circulación de bienes, pero también de servicios y capitales, mediante una armonización de políticas y normas jurídicas pertinentes. Otro dato interesante es la incorporación de nuevos temas tales como el comercio electrónico y comercio de servicios y cooperación. Así como también ámbitos relacionados con medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, propiedad intelectual, comercio de bienes y reglas de origen, articulándose con áreas ya acordadas en materia de compras públicas, promoción de inversiones y eliminación de doble tributación.

Por estas razones, el acuerdo entre Chile y Uruguay puede transformarse en un hecho de enrome relevancia cualitativa no solo para estos países sino que para la región. Chile es hoy el país más dinámico en materia comercial de América Latina. Acaba de concluir el Acuerdo Transpacífico de Comercio (TPP) con otros 11 países. Más allá de que prospere o no, el TPP ha sido el inicio de una nueva agenda de negociaciones en materia comercial para los próximos años. Por otra parte, vale recordar que Chile ya cuenta con 25 acuerdos comerciales suscritos con 64 economías. Esto hace que el arancel efectivo que pagan las importaciones chilenas haya sido de un 1,2 por ciento en 2015. Más del 90 por ciento del comercio exterior de Chile goza actualmente de preferencias arancelarias.

Todo lo mencionado hace que el acuerdo sea un primer paso que otros países de Mercosur puedan continuar en el futuro. Algo similar ya ha resaltado el Presidente Mauricio Macri al adelantar que Argentina y México trabajan para concretar un TLC. Todo esto va en sintonía con lo que la Presidenta Michelle Bachelet titulara hace algunos años como “convergencia en la diversidad” entre Mercosur y la Alianza del Pacífico. El acuerdo entre Chile y Uruguay es un primer paso, pero sin dudas éste puede ser solo el inicio de un proceso que continúe en el futuro y mucho bien le puede hacer a la integración de América Latina.

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