Tres hipótesis detrás de la detención de Camacho

El Presidente ha decidido jugar con fuego. Veremos si esta acción, ahora o en 2025, es positiva o no para sus fines.

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El líder opositor boliviano Luis Fernando Camacho recibe una evaluación médica tras su detención. Fuente: Carlos Eduardo del Castillo del Carpio.

La detención el 28 de diciembre del gobernador Luis Fernando Camacho fue tan insospechada e inesperada, que parte del periodismo y la ciudadanía pensó que se trataba de una broma de Inocentes.

Es que parece increíble que el gobierno se hubiera animado a tomar una decisión de ese calibre, de insospechadas consecuencias. Camacho es un prominente líder opositor, es el gobernador electo del departamento económicamente más fuerte del país y tiene capacidad de movilización y de respaldo.

Aun así, el gobierno dio la orden de detenerlo en un operativo que más pareció un secuestro propio de una dictadura. Se lo acusa de un delito supuestamente cometido en Santa Cruz, el haber apoyado el “golpe de Estado” de 2019, pero se lo convocaba para declarar en La Paz. Y ello solo es posible por el control absoluto que tiene el oficialismo sobre la justicia.

El otro punto que considerar aquí es que no hubo tal delito: en 2019 no hubo un “golpe de Estado” sino una gran movilización social y ciudadana que puso contra las cuerdas a Evo Morales, que renunció, como se ha demostrado abundantemente, antes de que las FFAA le sugirieran hacerlo. Así que de golpe de Estado, nada.

De todos modos, una decisión como la que tomó el gobierno del presidente Luis Arce es de tal trascendencia que es necesario plantear algunas hipótesis sobre su decisión:

1.- Demostrar fuerza dentro del MAS.- El presidente Luis Arce ha estado bajo fuego del ala evista del MAS, que lo ha acusado de debilidad y de pactar con la derecha. Con esta medida demostraría fuerza ante ellos y les quitaría discurso a Morales y sus aliados. El Presidente se posesionaría como el líder principal de ese partido, todo con miras a quién será candidato en 2025.

2.- Demostrar que puede imponer orden en el país.- Aun siendo ilegítima e ilegal la orden de aprehensión contra Camacho, emitida en octubre pasado, es una orden que debe cumplirse. Camacho dijo que solo declararía en Santa Cruz, pero la Fiscalía desoyó esa opción, tan dependiente como es del MAS. Y Arce decidió dar un golpe en la mesa y hacer cumplir una orden judicial. Quiere dejar de tener la imagen de inseguro y débil que la facción del MAS le adosa.

3.- Ingresar en el mundo del “voto duro” del MAS.- Con esta medida, Arce logra reposicionarse como un líder con capacidad de apelar a las clases medias del oficialismo, pero a la vez intenta ingresar en el mundo del “voto duro” del oficialismo. Le disputa así ese sector a Evo Morales.

Estas hipótesis se basan en la idea de que el gobierno puede pensar que después de 36 días de paro la ciudadanía cruceña está agotada y que mantener una nueva protesta por largo tiempo será muy difícil. En ese caso, tras un tiempo breve de protestas, según ese criterio oficialista, la situación se normalizará y Arce habrá obtenido una importante victoria. El acrecentamiento de su liderazgo puede, a la vez, llevar al país a un cada vez más evidente autoritarismo. 

El otro lado de ese análisis es que esa podría ser una victoria de corto plazo, porque en el mediano y largo plazos la medida podría reducir el voto por el MAS en Santa Cruz, que ya está en bajada. Y una reducción más o menos significativa de respaldo electoral podría afectar sus posibilidades para 2025, sobre todo si es que es una elección con dos candidatos oficialistas, él y Morales.

La otra consecuencia de este secuestro-detención es que la figura de Camacho nuevamente se amplía y sale de los límites de Santa Cruz. Su injusto apresamiento sin duda le hará recuperar el respaldo que tuvo en algún momento a nivel nacional. Está por verse si podrá ser candidato en 2025 ya que si el gobierno no cede ahora, intentará que la sentencia contra él esté lista antes.

Y, finalmente, la sensación de alienación y rechazo que siente un sector de la ciudadanía cruceña con respecto al Estado centralista no hará más que aumentar, alentando las acciones de las “minorías efectivas” en esa región.

El Presidente ha decidido jugar con fuego. Veremos si esta acción, ahora o en 2025, es positiva o no para sus fines.

Raúl Peñaranda es periodista y analista político boliviano. Es un reconocido defensor de la libertad de prensa en Bolivia y trabaja como editor de Brújula Digital, un sitio web de noticias sobre política y economía.

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