Hemos tenido en este mes de octubre tres elecciones presidenciales en América Latina que bien reflejan la diversidad de realidades en la región. Al contrario de lo que opinan algunos, no puede decirse que hay una macro-tendencia a un lado u otro del espectro político-ideológico.
Tenemos en cada caso expresiones de la realidad nacional. Respuestas de cada sociedad a lo que va viviendo y teniendo por experiencia propia. Pero no en todos los casos los resultados electorales oficiales han reflejado lo que en verdad ocurría en esa nación.
No hay un plan maestro, ciertamente, pero si existen afinidades y cercanías en América Latina.
Las elecciones más sonoras sin duda alguna han sido las de Argentina. Fueron presentadas, en no pocas ocasiones, como una suerte del regreso al populismo, encarnado en este caso por el candidato ganador, Alberto Fernández, y su compañera de fórmula, la ahora vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La historia de las últimas décadas en Argentina en realidad lo que nos demuestra es que los gobiernos no peronistas han sido una excepción, en ese país. Lo que ha sido usual es el mandato de raíz peronista, que desde hace tres lustros encarnó en primera instancia el fallecido Néstor Kirchner y luego su esposa, Cristina.
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