Foto: Miembros de la prensa y de la Guardia Nacional Bolivariana, en las afueras del Palacio Federal Legislativo, en Caracas, el 15 de mayo de 2019. Fuente: AFP / Ronaldo Schemidt.
Esta investigación fue publicada originalmente por la asociación civil Medianálisis. Haga click aquí para visitar su sitio web.
Los periodistas venezolanos que hacen coberturas a hechos noticiosos de emergencia, crisis de salud, violencia, conflictividad social y por inseguridad laboral están en riesgo de desarrollar síntomas asociados al estrés postraumático, que los podría llevar a cuadros de ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y consumo de sustancias nocivas.
Ese diagnóstico es parte de las conclusiones que arrojó un estudio que hizo la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador, junto al Observatorio de Adicciones y Salud Mental (Obastal), el Observatorio de Comunicación, Fundamedios, Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS) y Medianálisis a periodistas de Venezuela, Ecuador y Perú.
La investigación, auspiciada por la Unesco, busca como objetivo visibilizar la salud mental de los periodistas que tienen muy pocos estudios, además de que desea promover el cuidado de la salud mental de los reporteros, a través de capacitaciones y jornadas de atención.
Esta es la segunda fase que lleva a cabo la Unesco, pues la primera se denominó Mental Health in Latin American Journalists during the COVID-19 Pandemic, con la que buscó conocer el estado de la salud mental de los periodistas, especialmente en el contexto de la pandemia causada por el coronavirus.
En el caso de Venezuela se evaluaron 111 repuestas de 145 consultas a periodistas. A todos ellos se les aplicó una batería de dos encuestas que permitieron identificar factores sociodemográficos, laborales, de antecedentes en salud física y mental, de capacitación y escalas breves psicosociales.
A los consultados se les explicó que el estudio buscaba mejorar la calidad de vida de los periodistas que recibieron la intervención psicológica; mejorar la capacidad administración del recurso humano de los medios de comunicación, a través de una guía para el autocuidado en salud mental del periodista y un curso de educación continua; y generar propuestas de políticas públicas o reestructurar las ya existentes.
Los datos se recogieron entre el 11 de septiembre de 2020 y el 15 de enero de 2021. La invitación a participar en el estudio fue enviada en tres ocasiones a través correo electrónico.
El contexto que usan los investigadores para argumentar su estudio en Venezuela es que en el país existe un ejercicio periodístico opacado por la «hegemonía y el bloque comunicacional» del Gobierno nacional, que ha generado el cierre de muchos medios de comunicación.
También explican que en la actualidad no hay un ecosistema mediático sólido e independiente como espacio para el ejercicio, que se complicó durante la declaración de pandemia, pues se exacerbó la opacidad oficial en el manejo de las cifras y aumentó el clima generalizado de desinformación.
Basados en esto último, citan como ejemplo un caso que afectó considerablemente a Medianálisis, pues en octubre de 2020 falleció por COVID-19 su coordinador general, Alexei Guerra, pero su muerte no fue registrada oficialmente en la data de muertos por esta enfermedad. A pesar de que se le hicieron dos pruebas diagnósticas por parte de entidades sanitarias públicas, los resultados nunca fueron proporcionados. Su muerte se atribuyó a una insuficiencia respiratoria.
Sin prevención en salud mental
Un dato interesante de este estudio revela que los periodistas consultados tienen una edad promedio de 25 a 41 años, la mayoría oriundos del estado Lara, Táchira, Distrito Capital y Miranda y que ejercían su profesión como periodistas y reporteros.
Además, un resultado resaltante que aporta el estudio es que el 86,5 % de los encuestados no se ha formado en prevención en salud mental.
Reseña el estudio que para los periodistas venezolanos es una necesidad principal realizar capacitaciones al respecto, seguida de características de la COVID-19, protocolos de bioseguridad y sobre cómo realizar coberturas en contexto de riesgo.
Sin embargo, un detalle relevante fue que solo el 35,2 % podrían acceder a servicios de salud mental si fuesen gratuitos, pues las condiciones laborales en las que se encuentran no son estables.
Trastornos asociados con el estrés
Resultó revelador que los investigadores aseguren que los periodistas venezolanos tienen un alto porcentaje de problemas de somatización, es decir, que el cuerpo se expresa a través de molestias físicas o una angustia emocional no liberada que interfieren en el desarrollo personal, laboral y social.
De hecho, 44 de los 111 consultados están en riesgo, mientras que 49 padecen actualmente de ansiedad o insomnio. Mientras que el 40 % de los periodistas venezolanos manifiestan riesgo a estrés postraumático, cifra que se duplica para el estrés causado por la pandemia COVID-19, con 86,2 %.
Reseña parte de las conclusiones de la investigación que debido al impacto de pertenecer a un país con alto riesgo de conflictividad social, “un buen número de periodistas estarían en riesgo a desarrollar sintomatología asociada al estrés postraumático, por lo tanto, se recomienda el planteamiento de programas de identificación e intervención temprana para tratar dicha sintomatología y evitar sus posibles comorbilidades clínicas (ansiedad, depresión, riesgo suicida, consumo de sustancias, etc.)”.
También hacen énfasis en que es necesaria la capacitación para que los periodistas puedan manejar casos en situaciones de riesgo, y señalan que estas capacitaciones deberían ser cubiertas por sus empleadores; sin embargo, considerando la situación económica, podrían ser ofertados en forma gratuita, o en modalidades de bajo costo, patrocinados por los organismos públicos o privados asociados al periodismo.
Héctor Rodríguez es coordinador del proyecto para la asociación civil Medianálisis.