[EnglishArticle]Picture this: Two U.S. officials visiting a U.S. free trade ally to certify the country’s customs preparation to combat terrorism are kicked out of the country by the host government. You’d think that would be serious, right—a supposed economic and even strategic ally just 1,600 miles from Texas booting out officials from the Customs-Trade Partnership Against Terrorism? Not according to the U.S. State Department.
Instead, the State Department spokesman, in commenting on their removal—along with an academic there conducting research on the supposed Nicaraguan canal—called it “unwarranted and inconsistent with the positive and constructive agenda that we seek with the Government of Nicaragua.” The wishy-washiness of the statement reminded me of that famous line in the movie Team America, when the puppet playing Kim Jong Ill says—as he throws him to the sharks—“F*** you Hans Blix, what are you going to do? Write me a strong worded memo?!!?”
The clip is completely inappropriate but it illustrates the point: publicly all the U.S. seems to be willing to do is issue a strongly worded statement. Actually, worse, the U.S. government didn’t even try to publicly refute the Nicaraguan Ambassador to the U.S., Francisco Campbell’s erroneous and inflated charges that two of the U.S. officials were involved in anti-terrorism activities “carried out without the knowledge or the proper coordination with Nicaraguan authorities, which is… very delicate and sensitive.”
And within Nicaragua, according to my media sources in country, Ambassador Laura Dogu, tried to block the three Nicaraguan removals from talking to local newspapers so that they could cover the story in more depth. (A particular tragedy since it allowed the government to spin the story as they liked and lead public opinion—but more on that later.) And all the while State has refused to divulge the identities of the three who were booted. Having been accused (wrongly, I might add) nothing fuels Latin American conspiracy theories more than a lack of transparency.
If true, there are so many things wrong with this that it’s difficult to know where to start. First, there’s the obvious: what is the U.S. doing suppressing freedom of expression of its own citizens over a spat with a clearly autocratic government? Second, the Nicaraguan government removing foreign visitors that it doesn’t like has become a recurring and increasingly frequent pattern. Just a few months ago it was my friend Carlos Ponce of the democracy group Freedom House, before that it was an AFP photographer… well, the list goes on. At what point does this merit more than just a strongly worded memo? And at what point does the State Department not speaking out more forcefully make itself unintentionally complicit? I mean, we’re talking about a member of the free trade group CAFTA-DR and a country that is a recipient of U.S. development assistance here. This isn’t Ecuador where we have, what you could say, a somewhat tetchy relationship with the president. Yes, there’s a history with President Daniel Ortega. But the very point of creating liberal institutions like trade agreements is to be able to reinforce collective norms that support the community, you know, like norms like freedom of expression and collaboration over anti-terrorism policy.
And last, there’s the question: what is the point of establishing this network of multilateral institutions—trade, diplomatic, cultural—if we don’t use them to publicly and strongly encourage and defend liberal values. I’m sure there was a lot of backchannel admonishing and warning. That may be nice, but public diplomacy matters too. That point is reinforced by a recent article we posted here on Nicaraguans’ distrust of the U.S. military. How is the U.S. going to effectively address those popular sentiments and the legacy of its own intervention if it isn’t going to publicly expose the truth. Those three people who were asked to leave Nicaragua weren’t security personnel, they were doing what trade officials and academics the world over do.
Score one for Ortega for setting the narrative.[/EnglishArticle]
[SpanishArticle]Imagine el siguiente escenario: dos funcionarios estadounidenses, de visita en un país que es aliado comercial de Estados Unidos para certificar la preparación de sus aduanas para luchar contra el terrorismo, son expulsados por el gobierno anfitrión. Se podría pensar que esto es algo muy grave, ya que se trata de un supuesto aliado económico y hasta estratégico, a tan solo 2.600 kilómetros de Texas, que puso de patitas en la calle a funcionarios de la Asociación Aduanera y Comercial contra el Terrorismo. Pero, según el Departamento de Estado, no lo es.
Por el contrario, el portavoz del Departamento de Estado, al comentar sobre la expulsión (de los dos funcionarios junto con un académico que estaba realizando una investigación sobre el supuesto canal de Nicaragua), la consideró “injustificada e incompatible con el programa positivo y constructivo que queremos desarrollar con el gobierno de Nicaragua”. La insipidez de la declaración me recordó al famoso diálogo de la película Team America, cuando el títere que representa a Kim Jong Ill le grita a Hans Blix, mientras lo arrojaba a los tiburones: “¡Vete a la m****! ¿qué vas a hacer? ¿mandarme un memorando?”.
El video es completamente inapropiado pero ilustra el punto: todo lo que Estados Unidos parece estar dispuesto a hacer en público es emitir enérgicos comunicados. En realidad y aún peor, el gobierno de Estados Unidos ni siquiera intentó refutar públicamente las afirmaciones injustas y exageradas del embajador de Nicaragua en Estados Unidos, Francisco Campbell, con las que acusaba a los dos funcionarios de estar involucrados en actividades de lucha contra el terrorismo “llevadas a cabo sin el conocimiento o la coordinación respectiva con las autoridades nicaragüenses, lo cual es … muy delicado y sensible”.
Dentro de Nicaragua, según mis fuentes en los medios de comunicación en el país, la embajadora Laura Dogu intentó bloquear que los tres expulsados por Nicaragua hablen con la prensa local, para evitar que cubran la historia con más profundidad. (Otra tragedia, ya que le permitió al gobierno tergiversar la historia e influenciar la opinión pública, que discutiremos más adelante). Todo este tiempo el Departamento de Estado se ha negado a divulgar la identidad de las tres personas que fueron expulsadas. Habiendo sido acusados, (injusta, debo añadir), nada alimenta más las teorías de conspiración en Latinoamérica que la falta de transparencia.
Si fuera verdad, hay tantas cosas que están mal con esta situación que es difícil saber por dónde empezar. Primero, tenemos lo más obvio: ¿qué está haciendo Estados Unidos al suprimir la libertad de expresión de sus propios ciudadanos por una disputa con un gobierno claramente autocrático? En segundo lugar, la expulsión de visitantes extranjeros por parte del gobierno de Nicaragua se ha convertido en un patrón recurrente y cada vez más frecuente. Hace solo unos meses fue mi amigo Carlos Ponce del grupo democrático Freedom House. Antes de eso, fue un fotógrafo de la AFP… la lista es interminable. ¿Hasta dónde debemos llegar para que esta situación amerite más que un memorando de protesta? Y ¿en qué momento se convierte el Departamento de Estado en un cómplice involuntario al no denunciar con más contundencia? Es decir, estamos hablando de un miembro del grupo de países que celebró un tratado de libre comercio y un estado que recibe ayuda para el desarrollo por parte de Estados Unidos. Esto no es Ecuador donde se podría decir que tenemos una relación un tanto compleja con el presidente. Sí, existen antecedentes con el presidente Daniel Ortega; pero el punto de crear instituciones liberales como los tratados de libre comercio es poder reforzar las normas colectivas que apoyan a la comunidad como la libertad de expresión y la colaboración sobre políticas para la lucha contra el terrorismo.
Y por último, me pregunto: ¿cuál es el punto de establecer esta red de instituciones multilaterales – comerciales, diplomáticas, culturales – si no las usamos para fomentar y defender públicamente y con contundencia los valores liberales? Estoy seguro de que existe una gran número de canales alternos de amonestación y advertencia que pueden servir. Sin embargo, la diplomacia pública también es importante. Este aspecto se ve reforzado por un artículo que publicamos aquí hace poco sobre la desconfianza de los nicaragüenses hacia los militares estadounidenses. ¿Cómo va a poder Estados Unidos abordar eficazmente esos sentimientos populares y el legado de su propia intervención si no se atreve a exponer la verdad? Esas tres personas a las que se les pidió abandonar Nicaragua no eran personal de seguridad, sino que estaban haciendo lo que hacen todos los funcionarios y académicos de todo el mundo.
Gol de Ortega por definir el tono de la historia.[/SpanishArticle]