El periodismo ante una crisis tan compleja y extendida no la puede naturalizar. Hay hechos que por repetidos, no pueden ser asumidos como normales

Que La Habana haya sido lugar para las más disimiles conversaciones y encuentros, eso resulta indudable incluso antes del advenimiento de la Revolución Cubana en 1959. Antes de la era Castro fue lugar de mafias, trapos sucios del poder y espías tal como lo contó magistralmente Graham Greene.

Este mes de mayo un total de 15 diputados fueron colocados fuera del Parlamento venezolano, que encabeza Juan Guaidó, a su vez reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela.

Precisamente en el momento en que Venezuela necesita de todo, en productos y servicios, el sector industria privado del país languidece.

Calladamente la actividad empresarial privada en Venezuela se va achicando. Atraviesas una zona industrial y son más los portones con señal de abandono que con actividad laboral.

El episodio en sí no aporta nada, salvo rasgos de las personalidades de ambos, tanto de Nicolás Maduro como de Jorge Ramos.

Tres expertos en transiciones democráticas le recomendaron al unísono a Juan Guaidó que adelante negociaciones con el chavismo bajo veeduría internacional…

El diccionario define a la palabra colapso como destrucción o ruina de un sistema, una institución o una estructura. En Venezuela se vive en este momento un verdadero y extendido colapso.

Cualquier cosa que publico tiene consecuencias y eso debe saberlo cualquier periodista. La ética, para decirlo rápido, es colocarme en los zapatos del otro.