¿Cuánto vale un parlamentario?

Si bien parece haber amplio acuerdo en que los sueldos de los legisladores son muy altos, no está claro cuál es la mejor solución para corregir el problema.

Author

El intenso debate sobre la conveniencia de rebajarle el sueldo a los legisladores chilenos ha llevado a que los ciudadanos se pregunten cuánto vale realmente un legislador, cuántos necesita Chile y cómo debiese decidirse el sueldo que ellos reciben. Si bien hay mucho de aprovechamiento político en el debate, corresponde considerar cuánto es el óptimo que debiésemos gastar para que ellos hagan bien su trabajo y no vean el Congreso como una vía para el enriquecimiento personal o un mecanismo para financiar sus aventuras político-partidistas.

Dada las altas tasas de impuestos para las personas de más altas remuneraciones, casi un tercio del sueldo de los parlamentarios va directamente a impuestos a la renta.

Desde que los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson presentaron una moción en 2014 para rebajar el sueldo de los parlamentarios, la opinión pública ha estado más consciente sobre las altas remuneraciones que éstos reciben. Nuestros legisladores están entre los mejor pagados del mundo. Pero muchos de los datos que se manejan son engaños o llevan a confusión. Por ejemplo, si bien en Chile en general la gente habla de su sueldo líquido, las remuneraciones de los parlamentarios se informan como el sueldo bruto. Dada las altas tasas de impuestos para las personas de más altos ingresos, casi un tercio del sueldo de los parlamentarios va directamente a impuestos a la renta. Es verdad que la cantidad sigue siendo alta cuando se considera el sueldo líquido, pero es injusto comparar el sueldo líquido de los chilenos con el sueldo bruto de un parlamentario.

Precisamente porque la labor de un parlamentario es importante para el buen funcionamiento de la democracia, resulta obvio suponer que los legisladores debieran tener remuneraciones conmensurables con la importancia de sus cargos. Los legisladores y muchos funcionarios públicos debieran estar motivados más por el servicio público que por su sueldo, pero los legisladores son seres humanos, no santos. Si los sueldos de éstos y otros funcionarios públicos bajan demasiado, será difícil reclutar a personas que no tienen riqueza propia y cuyo valor de mercado les permitiría ganar mejores sueldos en el sector privado. El Congreso se llenaría de personas de alto patrimonio que no necesitan depender de un sueldo, de idealistas que no tienen familias, de jóvenes que recién empiezan sus carreras o de profesionales cuyo valor de mercado es bajo y para quienes un sueldo fiscal les resulta una alternativa más atractiva que salir a buscar pega al mercado laboral.

Para leer más, visite El Libero

More Commentary

Scroll to Top