Hace un año Venezuela vivió lo que sería el primero de varios apagones que afectaron a todo el país. El 7 de marzo de 2019 quedó en la memoria colectiva como el día del apagón. Si bien hubo otros apagones posteriores, fue el primero, por prolongado y a fin de cuentas sorpresivo para la población, el que tuvo un peso social y emocional mayor.
La crisis eléctrica se venía anunciando desde hacía tiempo. Eso es cierto. Pero en medio de una crisis humanitaria, que tiene a la mayoría de la población en condiciones precarias de por sí, ¿qué tipo de previsiones podían tener los venezolanos para hacerle frente el anunciado colapso del servicio eléctrico?
Tener baterías, equipos electrónicos cargados, linternas, agua potable almacenada, comida enlatada, entre otras recomendaciones, era sencillamente un listado propio de una película de Hollywood, no un asunto real y accesible para los venezolanos. No había manera de que la mayoría de la población en Venezuela, viviendo y accediendo diariamente a lo que se va a comer ese día, tuviera capacidad para prepararse para un apagón nacional prolongado.
Para leer más, visite El Estímulo.