En reformas, chi va piano va sano e va lontano

El gobierno del Presidente Sebastián Piñera debiera recordar el conocido dicho italiano. Porque en las reformas se llega más lejos cuando éstas se hacen bien y de forma ordenada, debiera concentrarse en sacar la reforma tributaria antes de apretar el acelerador en la reforma de pensiones.

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Aunque en el corto plazo los gobiernos son evaluados por el estado de la economía, el legado de largo plazo se construye a partir de las reformas que logran introducir e implementar. Hoy podemos recordar que Lagos hizo una gran reforma constitucional, legalizó el divorcio, promulgó una reforma a la salud y facilitó el acceso a la educación a través de crédito con aval del Estado (que ahora es fuertemente cuestionado). Pero nos resulta más difícil recordar cuál fue el crecimiento promedio o la inflación en su periodo. Los criterios que se usan para evaluar a un gobierno cuando está en el poder no son los mismos que se usan para evaluar su legado.

Por eso, además de buscar que la economía funcione bien, los gobiernos buscan construir un legado con reformas estructurales que transformen al país en distintas dimensiones. El gobierno del Presidente Piñera está empeñado en construir un ambicioso legado de reformas estructurales. Tal como prometió en campaña, ya presentó una reforma tributaria ante el Congreso. A comienzos de esta semana, anunció además los lineamientos de lo que será la reforma previsional. En días recientes, la prensa ha comenzado a adelantar detalles de la reforma que se viene al sistema se salud privado. Si bien es cierto todas esas reformas son importantes y necesarias, y tendrán efectos positivos en la productividad del país y en la calidad de vida de los chilenos, el gobierno debiera recordar que el que mucho abarca, poco aprieta.

Hay poca disponibilidad de un congreso controlado por una mayoría de centroizquierda a apoyar las iniciativas del gobierno. De hecho, en la discusión del aumento del sueldo mínimo, hace unas semanas, éste terminó forzándolo a ceder en su postura inicial. Lo mismo ocurrió hace pocos días en la tramitación del proyecto de Aula Segura. Al extremar sus posturas, el Congreso logró que el oficialismo corrigiera su propuesta inicial. Afortunadamente, en ambos casos se logró un consenso que permitió mejorar el statu quo. Pero también en ambos el gobierno debió ceder ante un Legislativo que a veces aparece más interesado en obstruir sus iniciativas que en asumir su desafío de ser una oposición constructiva.

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