La derecha copiona

Justo ahora que la derecha está pasando por su mejor momento electoral, algunas voces llaman a copiar los mensajes de la izquierda. Porque los estadounidenses sabiamente dicen que “si no está roto, no lo arregle”, la derecha debiera profundizar su estrategia ganadora de los últimos años poniendo el foco en las oportunidades, el desarrollo y los mercados más competitivos.

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Después de haber perdido todas las elecciones consecutivamente por 20 años, la derecha chilena ha ganado dos de las últimas tres contiendas presidenciales. Si bien abrirse a la diversidad y promover el pluralismo ha sido parte de su éxito, el sector ha ganado elecciones porque ha sabido defender sus valores y principios y ha podido contrastar su visión de mundo —de una economía social de mercado con crecientes oportunidades para todos— con la postura izquierdista que cree que en la solución de todos los problemas está la mano del Estado y consiste en combatir la desigualdad.

Justo ahora que la derecha está pasando por su mejor momento electoral, algunas voces llaman a copiar los mensajes de la izquierda. Porque los estadounidenses sabiamente dicen que “si no está roto, no lo arregle”, la derecha debiera profundizar su estrategia ganadora de los últimos años poniendo el foco en las oportunidades, el desarrollo y los mercados más competitivos.

Desde que equivocadamente apostó por apoyar la continuidad de la dictadura militar en 1988, entre 1989 y 2005 la derecha mordió repetidamente el polvo de las derrotas electorales. Si bien en 1999 estuvo cerca de ganar la elección, eso se debió más a la mala situación económica y al cansancio popular con la Concertación que con la oferta de volver al pasado que entonces representaba la opción de derecha. En los 20 años de gobiernos concertacionistas, la centroizquierda chilena se apropió de las banderas de la economía social de mercado que en el resto del mundo eran defendidas por partidos de derecha. Ésta, en cambio, se dedicó a defender los aspectos menos loables del complejo legado de la dictadura. Mientras la centroizquierda defendía el mercado y la competencia, la derecha defendía a Pinochet.

Afortunadamente para el sector, la muerte de Pinochet y la exitosa toma hostil del liderazgo en la derecha en 2005 realizada por Sebastián Piñera lograron una renovación en el discurso y el mensaje. A su vez, la Concertación cada vez cedía más espacio a los que promovían soluciones desde el Estado más que a favor de mercados competitivos. Eso dejó un tremendo espacio para que la derecha comenzara a tomar la defensa de las banderas del mercado y la competencia. En la contienda presidencial de 2009, la Concertación aparecía con un discurso nostálgico y estatista, mientras que la derecha enarbolaba las banderas de la modernidad democrática e incluyente.

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