Ucrania: lo que vino después de ‘Winter on Fire’; por Andrés Cañizález

El documental Winter on Fir, producido por Netflix, es la base principal para el entusiasmo de no pocos, convencidos a esta hora de que al madurismo ya no se le podrá sacar ni con votos, ni por vía pacífica. Ya sería harina de otro costal discutir por qué hemos llegado a este punto en Venezuela, en este 2017.

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El cine y la televisión tienen un poderoso efecto sobre nuestra manera de ver el mundo. En los últimos tiempos me he encontrado a muchos entusiastas de lo que fue la batalla en Ucrania, hace tres años, que llevó a la caída de Víktor Yanukóvich, y abrió paso al establecimiento de un gobierno prooccidental en el cabal sentido de ese término.

No pocos jóvenes de la llamada resistencia claman, con anuencia de unas cuantas voces ya más curtidas, a favor de seguir en Venezuela la vía ucraniana para desalojar del poder al régimen de Nicolás Maduro. El documental Winter on Fir, producido por Netflix, es la base principal para el entusiasmo de no pocos, convencidos a esta hora de que al madurismo ya no se le podrá sacar ni con votos, ni por vía pacífica. Ya sería harina de otro costal discutir por qué hemos llegado a este punto en Venezuela, en este 2017.

Confieso que sabía poco o nada de Ucrania hasta este año. Estuve como jurado internacional en el festival de cine documental One World en Praga, República Checa, y allí coincidí con Tetiana Pechonchyk, quien también formaba parte del jurado. Tetiana es una valiente defensora de derechos humanos y me ayudó a entender que Ucrania está lejos, muy lejos, de haber encontrado una solución al conflicto político-institucional que le atraviesa.

La batalla de 2014 abrió paso, efectivamente, a un cambio de envergadura porque puso fin al régimen antieuropeo de Víktor Yanukóvich, pero la violencia que se desencadenó en 2014 no volvió a su cauce, como suele suceder cuando se abre ese dique. Más de 10.000 personas han muerto por armas de fuego desde 2014 y un millón de ucranianos están desplazados dentro de su país, pero dejando atrás sus hogares y poblaciones de origen.

Si usted lee hoy –por ejemplo– el más reciente informe de Amnistía Internacional sobre Ucrania queda en evidencia que las violaciones, desmanes y abusos las cometen en mayor medida los actores armados a favor de Rusia, pero muy a la par se ubican los excesos de las fuerzas que buscan defender la vigencia de Ucrania como Estado soberano y parte de Europa.

Todos actúan dentro de territorio ucraniano y enfocan sus acciones contra los que consideran el bando contrario, actuando abiertamente contra civiles. Ucrania, después de toda la polvareda mediática y política que levantó en 2014-2015, siendo un foco de las preocupaciones de diversos países y entidades como la Unión Europea, vive hoy una guerra civil de baja intensidad que ha sido olvidada por esa misma comunidad internacional.

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