Venezuela, el país que quedó sin periódicos

La prensa escrita en Venezuela simboliza, de forma muy clara, la decisión oficial de dejar al país sin información. No ha sido un accidente, ni puede justificarse por la falta de dólares. Ha sido una decisión política acabar con los periódicos venezolanos.

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La prensa escrita en Venezuela simboliza, de forma muy clara, la decisión oficial de dejar al país sin información. No ha sido un accidente, ni puede justificarse por la falta de dólares. Ha sido una decisión política acabar con los periódicos venezolanos.

La más reciente actualización que ha hecho el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS Venezuela) retrata la mortandad. No cabe llamarle de otra manera. A partir de 2009 comienza a registrarse, según un reporte de esta ONG, la desaparición de periódicos. Entre ese año y el 2013 dejaron de imprimirse seis. La acción política comienza en ese 2013, ya Nicolás Maduro en la presidencia.

Desde 2013, cuando se crea el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM), dejaron de imprimirse 104 periódicos en Venezuela. De estos, apenas 50 permanecen con sus páginas web activas, y solo tres viven únicamente en redes sociales.

Sería motivo de otro artículo debatir sobre el cómo el chavismo logra apropiarse y mancillar los nombres de figuras icónicas de la izquierda venezolana fallecidas previamente a la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Es el caso de Maneiro. Resulta una burla que un ente oficial como el CEAM desde donde se ha ejecutado la política de censura lleve el nombre de Maneiro, un hombre que se caracterizó por ser amigo del debate abierto y plural, por su capacidad de revisar y cuestionar públicamente su propia ideología y convicciones.

Venezuela vive una nueva etapa de la política de censura y control, dentro de la llamada hegemonía comunicacional. Se trata de la desinformación. Los periódicos desaparecieron por una decisión política en el marco de la censura oficial. Su efecto lo padecen millones de venezolanos que de forma abrupta quedaron sin prensa escrita.

El efecto, que claramente se refleja en estos días, es la desinformación. La ciudadanía se quedó sin periódicos, cuya función social principal ha sido organizar y contar los acontecimientos. Muchísimos venezolanos no tienen ni internet ni televisión por cable, con lo cual quedan a merced de la narrativa oficial, la cual domina ampliamente el espectro de radio y televisión.

Para leer más, visite El Estímulo.

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