Bailando al ritmo de la oposición

La derecha ha caído en el juego de hacer crecer el Estado -creando nuevos ministerios- y de enviar proyectos de ley para solucionar problemas para los que bastaría eliminar barreras anticompetitivas, promover la transparencia y reducir la discrecionalidad en la toma de decisiones.

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El debate sobre la supuesta parálisis legislativa del gobierno constituye una derrota para Chile Vamos. Dado que, como dijo el Presidente Piñera, los gobiernos debieran ser evaluados por cómo se ve afectada la vida de los ciudadanos, al entrar a debatir sobre qué proyectos de ley se enviarán cuándo haaceptado jugar en una cancha que refleja las prioridades y visión de mundo de la oposición. Porque la izquierda cree que la solución a los problemas del país pasa siempre por el Estado y que la mejor forma de enfrentar los desafíos es a través de nuevos proyectos de ley, en la discusión actual sobre qué tan bien está avanzando su agenda el gobierno ésta ha logrado definir los términos del debate.

Para aquellos que creen que los mercados competitivos y bien regulados son la mejor herramienta para crear riqueza, la principal labor del Estado debiera ser asegurarse de que éstos sean los apropiados para promoverlos. Como el mercado genera desigualdades, en tanto hay ganadores y perdedores, el Estado también debe proveer una red de protección social para que los perdedores puedan volver a competir y tengan posibilidades de salir adelante. Cuando la red de protección social es demasiado frágil, los perdedores terminan marginados de los beneficios del progreso a la vez que la sociedad pierde la oportunidad de beneficiarse con las contribuciones y el esfuerzo que ellos son capaces de entregar. De igual forma, cuando la red de protección social es demasiado robusta, hay muchos que optan por la complacencia de saber que no necesitan hacer mucho para tener una buena calidad de vida, por lo que la sociedad también malgasta su esfuerzo y creatividad.

Desde el retorno de la democracia, Chile ha consolidado una economía de mercado y el Estado ha avanzado significativamente en fortalecer los marcos regulatorios. Pero dado el tamaño de nuestra economía y la tendencia de los mercados a producir concentración, el país tiene muchos que no son lo suficientemente competitivos, lo que debilita el poder de los consumidores y permite el abuso. Esa falta de competencia ha llevado a que mucha gente se rebele contra el abuso y abrace la demanda de “no al lucro” -que en la realidad del Chile de hoy quiere decir no al abuso.

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