¿Quién va a ganar las próximas elecciones?

Algunos expertos y no pocos políticos se han aventurado a anticipar que, debido a la crisis por la que atraviesa la izquierda, la derecha ganará las elecciones de 2021. Pero ni los datos de las encuestas de opinión pública ni un análisis basado en los incentivos que presenta el diseño institucional del país permiten llegar a esas conclusiones.

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Aunque quedan tres años para que se realicen las próximas primarias presidenciales, evaluar la dirección en la que avanza la opinión pública ayuda a entender tanto las posibilidades de que el gobierno actual logre avanzar su agenda como la probabilidad de que las reformas que impulsa logren consolidarse en el tiempo. Pero es menos comprensible que los expertos se aventuren en anticipar cuál va a ser el resultado de la elección de 2021 sin siquiera saber cuál será la evaluación del gobierno saliente, cuál será la situación económica del país, qué escándalos y eventos marcarán la campaña y, sobre todo, quiénes serán los candidatos. Como el próximo gobierno será de izquierda o derecha, predecir ahora el color del gobierno equivale a tirar una moneda al aire y tener 50% de probabilidad de acertar -pero eso no significa que uno esté haciendo buena ciencia al anticipar un resultado en 2021.

En varias entrevistas recientes, algunos expertos y no pocos políticos se han aventurado a anticipar que, debido a la crisis por la que atraviesa la izquierda, la derecha ganará las elecciones de 2021. Pero ni los datos de las encuestas de opinión pública ni un análisis basado en los incentivos que presenta el diseño institucional del país permiten llegar a esas conclusiones.

La opinión pública ha mostrado una enorme estabilidad en sus preferencias en los últimos años. Los chilenos quieren cambios moderados, pragmáticos y razonables. La gente comprensiblemente quiere expandir y ampliar sus derechos. Los chilenos quieren un estado más eficiente y regulaciones que reduzcan el poder excesivo de las empresas en la vida económica del país. Pero los chilenos no quieren cambiar el modelo de mercado por “el otro modelo”. La gente tampoco quiere refundaciones ni transformaciones radicales. Por eso, no es cierto que el país haya pasado de un estado de ánimo izquierdista refundacional, como creía Bachelet y la Nueva Izquierda en 2014, a un estado de ánimo libremercadista y neoliberal, como pensaron algunos de derecha después de la victoria de Piñera en segunda vuelta en diciembre de 2017.

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