La unidad de la izquierda

Hasta ahora, Guillier no ha dado señales de querer asumir el rol de líder de la centroizquierda ni ha podido articular un mensaje que permita anticipar un expedito proceso de unidad entre todos los candidatos del sector con votación relevante.

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Las opciones de la izquierda para seguir en el poder dependen de dos factores. Primero, que la suma de votos de sus seis candidatos supere el 50% de los sufragios el 19 de noviembre y, segundo, que la inmensa mayoría de esos votantes apoye el 17 de diciembre al candidato de ese sector que pase a segunda vuelta. Pero para alcanzar ambos objetivos la centroizquierda debe buscar movilizar a sus simpatizantes y dejar atrás las rencillas y conflictos que han separado al sector. Lamentablemente para el oficialismo, en vez de buscar convertirse en articulador de la unidad, el candidato presidencial Alejandro Guillier sigue echándole agua al fuego de la división que tiene a la centroizquierda más fragmentada que en ningún otro momento desde el retorno de la democracia.

Si la tendencia que predicen las encuestas se confirma, Sebastián Piñera no alcanzará el 50% más uno de los votos necesarios para convertirse en el próximo Presidente este domingo. Si bien sus opciones de alcanzar la mayoría absoluta debieran aumentar si la participación electoral es inferior a los seis millones de personas, la candidatura de José Antonio Kast constituye un obstáculo para que Piñera logre esa mayoría. Además, si las iniciativas del gobierno para promover la participación electoral producen resultados, la participación debiera superar el 50%. La gratuidad del Metro en Santiago y de los sistemas de transportes estatales en el gran Concepción y gran Valparaíso debiera aumentar la participación electoral entre las personas de ingresos medios y bajos en zonas urbanas. Mientras mayor sea la participación entre personas de sectores en los que tradicionalmente gana la izquierda, menores serán las chances de una victoria de Piñera en primera vuelta. Como parece razonable esperar que todos los candidatos de izquierda se unan en torno a quien pase a segunda vuelta para enfrentar a Piñera, mientras mayor sea el porcentaje de votos que obtengan en conjunto los candidatos de izquierda, más ardua será la tarea de Piñera en segunda vuelta.

Pero si bien parece lógico suponer que los candidatos de izquierda se unirán en torno al que termine segundo, la construcción de esa unidad requiere del liderazgo del candidato de centroizquierda en segunda vuelta. Como presumiblemente ese candidato será Alejandro Guillier, las declaraciones que haga el senador por Antofagasta en los que días que restan para la votación y, en particular, la noche de la elección, marcarán los términos de la negociación y la búsqueda de acuerdos con posterioridad al 19 de noviembre.

Hasta ahora, Guillier no ha dado señales de querer asumir el rol de líder de la centroizquierda ni ha podido articular un mensaje que permita anticipar un expedito proceso de unidad entre todos los candidatos del sector con votación relevante. Es más, en declaraciones recientes Guillier pareció fustigar innecesariamente al ex Presidente Ricardo Lagos, al declarar que es de otro tiempo y señalar que entiende la molestia del ex Presidente a partir de que “se aparece un gallo de la televisión que a los tres años es el candidato de tu bloque. ¿Cómo no lo va a irritar? Te metiste en la fiesta de otro y te llevaste a las niñas”. Además de sexista, el comentario resulta especialmente desafortunado, porque Guillier ahora debiera estar buscando apoyos, no espantándolos. Es más, considerando que Lagos ni siquiera es candidato presidencial, el poco tino que ha mostrado Guillier en la forma en que se ha referido a él constituye un mal augurio respecto a lo que va a necesitar para atraer el apoyo de Marco Enríquez-Ominami, Carolina Goic y Beatriz Sánchez en segunda vuelta. Inevitablemente, las campañas dejan heridas. Como es el que más tiene que ganar, el candidato que pase a segunda vuelta es el llamado a hacer gesto para curar rápidamente las heridas.

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