Profesores y gobierno pueden cantar victoria

Así como han estado las cosas en años recientes, deponer la movilización y abrir espacios de negociación para mejoras concretas es la mejor noticia que podría recibir el sistema de educación pública.

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Si el gobierno del Presidente Sebastián Piñera y el Colegio de Profesores cierran el acuerdo para deponer las movilizaciones, tanto La Moneda como los docentes movilizados podrán cantar victoria. El gobierno habrá logrado que se normalice la situación en muchos colegios municipales. A su vez, los profesores pueden celebrar haber recibido respuesta a varias demandas y haber puesto en la agenda otras reivindicaciones. Si bien hay mucho camino por recorrer para que la educación pública logre las mejoras que el país necesita, siempre es mejor avanzar en el camino del diálogo que prolongar un conflicto que tiene agotados a ambas partes y cada vez genera menos interés en la opinión pública.

No hay peor guerra que aquella que desangra a ambas partes y no tiene un ganador claro.  La movilización del magisterio, que lleva más de un mes, ha tenido un alto costo para los profesores involucrados, para los alumnos y sus familias afectadas y para el propio gobierno. Las demandas de los profesores pueden ser atendibles, incluso justas, pero la movilización ha tenido un alto costo para el sistema de educación pública. Aunque muchos líderes políticos se llenen la boca defendiendo la educación pública, para millones de chilenos, la educación pública cada día se parece más a una condena a una educación de mala calidad que a una herramienta que abre oportunidades de movilidad social ascendiente a niños de bajos recursos.

En los últimos años, pese a los recursos adicionales y a las reformas realizadas para mejorar la calidad de la educación pública, los chilenos que tienen los recursos y las oportunidades siguen huyendo del sistema de educación municipal en busca de colegios particulares subvencionados o particulares pagados. Las expectativas de recibir educación de calidad se asocian cada vez menos al sistema público. Los paros, las movilizaciones y los recursos insuficientes hacen que la percepción generalizada sea que, si los padres pueden escoger, debieran optar por matricular a sus hijos en colegios particulares o particulares subvencionados.

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