Promoviendo derechos humanos en Cuba: la odisea de Hablemos Press

Ser un periodista es peligroso en varias partes de Latinoamérica. La mayoría de los corresponsales de Talking Press, una de las pocas agencias independientes de noticias en Cuba, han pasado tiempo en prisión, o han sido víctimas de agresiones por parte del gobierno. Los periodistas saben que por culpa de su oficio se están arriesgado diariamente a ello, o a cosas peores inclusive.

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[SpanishArticle]Desde hace algunos años, América Latina viene siendo catalogada como una de las regiones más mortíferas del planeta para el ejercicio del periodismo. Según el último Informe Anual de Reporteros Sin Fronteras, México y Brasil encabezan el vergonzoso ranking de países donde más asesinan a periodistas, seguidos de Colombia y Paraguay. A diferencia de aquellos países donde la cobertura de temas sensibles tales como la corrupción y el narcotráfico equivale a una condena de muerte, los riesgos asociados al periodismo tienen una naturaleza un tanto inverosímil en Cuba.

Del 10 al 13 de noviembre tuvimos la oportunidad de reunirnos, en la sede de Dejusticia en Bogotá, con varios integrantes de Hablemos Press, una de las pocas agencias de noticias independientes de Cuba. El propósito de la reunión era fomentar el uso de herramientas de incidencia internacional y fortalecer la relación entre Hablemos Press y organizaciones de derechos humanos de América Latina. Uno de los resultados más gratificantes de la reunión fue conocer de primera mano la forma como llevan a cabo el oficio de informar a la ciudadanía de su país a pesar de las varias adversidades.

Aunque es inadecuado comparar las condiciones bajo las cuales trabajan los directores de agencias de noticias en los países de la región, es improbable que muchos de ellos hayan estado arrestados varios meses por el mero hecho de cubrir una manifestación pública, o que hayan tenido el tabique fracturado por una golpiza al momento de su detención. Es igualmente improbable que los integrantes de una agencia de noticias que pasen una semana en Bogotá se abstengan de conocer lugares turísticos, para aprovechar al máximo el acceso a una señal de internet en sus horas libres.

Ni hablar de lo inverosímil que es pensar en una agencia de noticias cuya mayoría absoluta de corresponsales haya sido arrestada más de una vez, sin ningún tipo de procedimiento judicial. Ricardo Sánchez fue el último corresponsal de Hablemos Press arrestado bajo tales circunstancias, el 26 de noviembre de 2015. Miembros de la Policía Nacional Revolucionaria lo abordaron en una vía pública y lo condujeron a la 3ª Unidad de la Policía Nacional de Bayano, sin mediar explicación ni autorización para coartar su libertad personal.

La lista de inverosimilitudes es tan larga como para que parezca redundante, así que nos limitaremos a dos datos adicionales: 1) no debe haber muchas agencias de noticias cuya página web se encuentra bloqueada en su propio país desde el 2011; y 2) no serán muchas las que mezclan la labor informativa con la de brindar acompañamiento legal a manifestantes y opositores políticos detenidos. En un país donde las libertades fundamentales se encuentran tan controladas, el oficio de informar se confunde con otros usualmente llevados a cabo por organizaciones que se autodenominan “defensoras de derechos humanos”.

Aunque Hablemos Press se autodefine como una agencia independiente de noticias, la esencia de su trabajo consiste en arriesgar la integridad personal y libertad de sus integrantes para promover los derechos humanos en Cuba. De ahí la razón por la que organizaciones que monitorean la libertad de expresión en la región ubican a Cuba entre los países con mayores limitaciones para el ejercicio del mencionado derecho fundamental. Mientras en algunos países de América Latina peligra la vida de quienes cubren temas sensibles como el narcotráfico y la corrupción, en Cuba peligran los derechos y libertades en general de quienes buscan informar a la población, al tiempo que interceden por los derechos humanos de sus conciudadanos.

 

Daniel Cerqueira es el oficial sénior de programa de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF).  Nelson Camilo Sanchez es un profesor de la Universidad Nacional de Colombia e investigador de Dejusticia. [/SpanishArticle]

[EnglishArticle]For some years now, Latin America has been documented as one of the deadliest regions to practice journalism. According to the latest Annual Report of Reporters Without Borders, Mexico and Brazil, followed by Colombia and Paraguay, lead the shameful ranking of countries with the highest rates for killing journalists. Whereas covering sensitive issues like corruption or drug trafficking can mean a death sentence for journalists in these countries, the risks associated with journalism in Cuba have a somewhat unlikely nature.

From November 10th to the 13th, in Dejusticia’s office in Bogota, we met with several members of Hablemos Press, one of Cuba’s few independent news agencies. The purpose of the meeting was to foster the use of international advocacy tools as well as to strengthen the relationship between Hablemos Press and Latin American human rights organizations. One of the gratifying outcomes of the meeting was to learn firsthand how they report information to the public despite facing several hardships.

Although we really cannot compare the conditions under which news agency directors work in countries across the region, it is improbable that many of them have been arrested for several months for merely covering a public protest, or that they have had their nasal septum fractured from being beaten when they were detained. It is equally unlikely for members of any other news agency spending a week in Bogota and refraining from sightseeing touristic spots in their spare time in order to maximize their time of access to an internet signal.

Even more implausible is a news agency, where a majority of its correspondents have been arrested more than once, yet have never faced any type of judicial proceeding. Ricardo Sánchez was the latest Hablemos Press correspondent arrested under such circumstances on November 26, 2015. Members of the National Revolutionary Police (Policía Nacional Revolucionaria) detained him on a public street and drove him to the 3rd Unit of the Bayano National Police, without any explanation or judicial warrant to infringe on his personal freedom.

The list of improbabilities is so long that it would seem redundant, so we will limit ourselves to two additional points: 1) there are very few news agencies whose web page has been blocked in its own country since 2011; and 2) there are even fewer news agencies who combine reporting with extending legal advice to protestors and detained political opponents. In a country where fundamental freedoms are so limited, informing the populace may also include work that is usually done by those who call themselves members of a “human rights organization”.

Although Hablemos Press defines itself as an independent news agency, the essence of its work involves risking the safety and freedom of its personal in order to promote human rights in Cuba. This is why organizations that monitor freedom of expression place Cuba among the countries with the greatest limitations on that basic civil right. While in some countries in Latin America the lives of those who cover sensitive issues such as drug trafficking and corruption are endangered, in Cuba the fundamental rights and liberties of those who look to inform the general population are endangered, while interceding for the human rights of their fellow citizens.

Daniel Cerqueira is Senior Program Officer at the Due Process of Law Foundation (DPLF). Nelson Camilo Sanchez is a professor at the National University of Colombia (Universidad Nacional de Colombia) and a researcher at Dejusticia.[/EnglishArticle]

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